El mes de septiembre es un mes de celebración en toda Centroamérica y, por ello, en Costa Rica, por ejemplo, le llamamos: “el mes de la patria”. Esto se debe a que en estas fechas cada país festeja el importante proceso que se inició la noche anterior al 15 de septiembre de 1821, cuando los representantes de los pueblos que antes conformaban la Capitanía General de Guatemala, deciden redactar un documento para exigir declararse como independientes de España. Esos pueblos que lucharon juntos por su soberanía en aquellos años, son las actuales Naciones de Guatemala, Honduras, Nicaragua, El Salvador y Costa Rica.
De esta manera, se realizan eventos como el recorrido que emprenden estudiantes de toda Centroamérica con antorcha en mano, el cual inicia el 1 de septiembre saliendo de Guatemala y finaliza, cuando haya pasado de país en país, al llegar a Cartago de Costa Rica la noche del 14 de septiembre. Así se conmemora el recorrido que se realizó para llevar la noticia de la independencia a cada nación de la Capitanía, el cual se realizó con una tea que iluminaba el camino y que hoy es símbolo de libertad.
Cuando culmina el viaje de esa antorcha en Cartago, al ser recibida por el presidente de nuestro país, se acostumbra iniciar el desfile de faroles, el cual nos recuerda el momento en el que los vecinos de Guatemala salieron de noche, con lámpara en mano, a los alrededores del lugar en el que se estaba redactando el acta de independencia, para demostrar su entusiasmo y su apoyo a tal decisión.
Sin embargo, la celebración no termina así, ya que es tanto el regocijo que genera en el pueblo la noticia de la independencia, que podemos recordar cómo cada 15 de setiembre se llenaban las calles con el redoble de tambores y con coloridos desfiles que son reflejo de la alegría con la que los centroamericanos iniciaron en ese camino de libertad.
Han sido 200 años de camino, en el que se ha luchado por construir una nación solidaria, pacífica y trabajadora. El trayecto no ha sido fácil y estamos lejos de ser una Nación perfecta, pero podemos sentirnos agradecidos de contar con un suelo que nos da abrigo y que nos brinda tranquilidad y estabilidad.
Ya sea porque nos tocó nacer en este pedacito de tierra, o porque en determinado momento decidimos convertirlo en nuestro hogar, pero sintámonos privilegiados de estar festejando otro año de libertad.