Íntegros: Actuamos con integridad y honradez, con un profundo sentido de la equidad, la justicia y el respeto por la dignidad y los derechos de las personas en todo el mundo. Asumimos la responsabilidad de nuestros propios actos y sus consecuencias. (de perfil de comunidad de IB)
Como padres, profesores, y personas adultas sabemos que nuestras acciones tienen secuelas. Si reflexionamos, a lo mejor todos podemos pensar en una ocasión en la que la falta de acción también tuvo consecuencias, y, además, en un momento en el que nuestras decisiones no solo afectaron a nosotros mismos, sino también a personas cercanas. Sea cual sea nuestra edad, responsabilizar de nuestras acciones puede resultar desafiante.
Es posible observar comportamientos distintos a todas las etapas de desarrollo de un niño: comportamientos impulsivos sin considerar las consecuencias, la desorganización o el letargo que conducen a quedarse rezagados y a enfrentar las consecuencias, o la tendencia de culpar a los demás en lugar de aceptar responsabilidad. Gracias a las experiencias que vivimos, hemos adquirido conocimientos. Ahora, ¿Cómo les ayudamos a nuestros hijos a aprender de manera positiva de sus experiencias ?
Tomen el tiempo de ayudarles a reflexionar. He aquí algunas preguntas para provocar discusiones: ¿Cuándo empezaron a salir mal las cosas? ¿Podrías haber previsto las consecuencias? ¿Cómo te afectó? ¿Cómo fueron afectados los demás? Los niños suelen pensar que la palabra ‘consecuencia’ solamente tiene una connotación negativa. Subrayen las decisiones buenas que condujeron a consecuencias positivas y celébrenlas. Por último, tanto padres como profesores, debemos tomar medidas razonables e implementarlas de modo sistemático. Por ejemplo, si todos deseamos que nuestros estudiantes sean exitosos, debemos ayudarles a organizarse. En caso de una fecha de entrega, apoya al estudiante a respetarla y a enfrentar y lidiar con la situación cuando no cumplió con la expectativa.