Noviembre suele ser el mes cuando reflexionamos y expresamos nuestra gratitud ante lo que poseemos. Esta tradición se celebra en los Estados Unidos durante el día de la Acción de Gracias, el cual forma parte de la temporada de cosecha en muchas partes del mundo. Pasamos más tiempo con la familia y agradecemos la presencia de nuestros queridos. Sea cual sea la tradición, todos nos beneficiamos de la práctica de expresar nuestra gratitud y aprecio. De hecho, las investigaciones indican que está práctica da frutos todo el año.

Obviamente, nuestros prójimos se sienten bien cuando expresamos nuestra gratitud, pero igual vale la pena explorar los beneficios más egoístas. En su artículo La ciencia de la felicidad: La razón por la que sus quejas le están llevando a la muerte, Steven Parton explica cómo el hecho de centrarse en los aspectos positivos de su vida puede literalmente reconfigurar su mente. La neurociencia indica claramente que “las neuronas que se activan en conjunto, establecen conexión” (Parton 2015). Es decir, cuantas más conexiones concretas se establecen en el cerebro, más fuerza ganan y mayor probabilidad se alcanza de que se las mismas se restablezcan con mayor facilidad. Al expresar gratitud con costumbre y al establecerse esas conexiones en el cerebro, obtenemos una perspectiva positiva de la vida. Cuanto más felices nos sentimos, más posible es que veamos los obstáculos como oportunidades. Además, se diminuirá la liberación de la hormona del estrés llamado cortisol y se alcanzará una mejor calidad de vida al sufrir menos problemas de salud. Ya que podemos elegir nuestro enfoque principal, la práctica de gratitud aumenta el bienestar y el nivel de satisfacción.

En the Journal of School Psychology. Froh et al. (2008) evidencian que cuando los estudiantes se sienten afortunados en la adolescencia temprana, su bienestar y nivel de satisfacción personal pueden ser impactados de manera positiva. Al simplemente elaborar una lista diaria de 10 aspectos positivos de su vida, los adolescentes en este estudio expresaron niveles de satisfacción más altos, tanto en el ámbito personal como escolar. Asimismo, mostraron más disposición a ayudar en la escuela y, por lo general, se encontraban de mejor humor (Froh et al. 2008). Incluso con adultos se obtuvieron resultados semejantes. Así que, independientemente de los retrocesos de la vida, las personas podemos controlar nuestras propias experiencias y disfrutar de un sentimiento de bienestar al elegir ser personas agradecidas. Sin duda, esta práctica resulta ser una herramienta valiosa, tanto para nosotros mismos como para nuestros hijos.

Bibliografía

Parton, Steven (2015). The Science of Happiness: Why complaining is literally killing you. Curious Apes. Available at: http://www.curiousapes.com/the-science-of-happiness-why-complaining-is-literally-killing-you/

Froh et al. (2008). Counting blessings in early adolescents: An experimental study of gratitude and subjective well-being. Journal of School Psychology 46 (2008) 213–233. Available at: http://greatergood.berkeley.edu/images/application_uploads/Froh-CountingBlessingsinAdolescents.pdf

 

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